¿Se ha fortalecido el movimiento sindical desde la sentencia y liberación del secretario general de Sintraferrominera, Rubén González? ¿Hay mayor cohesión de los trabajadores? ¿Hubo reconciliación en el movimiento? Las inquietudes se sirven a propósito de cumplirse un año de la libertad condicional otorgada a González, luego de ser condenado, anulado el juicio y colocado en régimen de presentación tras 17 meses de privativa. El episodio, el más emblemático de entre los casos de la criminalización de la protesta y del atropello a la libertad sindical en el país, mantiene deudas que, para el abogado y director de Fundatrabajo, Eleuterio Benítez, es una asignatura pendiente del movimiento sindical: organizarse, legitimarse y acudir ante los entes internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La condena a González es una de las cinco quejas activas sobre Venezuela y el único caso en el que la organización tripartita ha pedido de manera tajante su libertad. Un año después, la principal mora del movimiento sindical es consigo misma. Aunque el Ejecutivo ha ensayado otras formas de represión como la indeferencia y el paralelismo sindical, la principal ofensiva del movimiento de los trabajadores se vive a lo interno, opina Benítez. “En vez de plantearse como lucha la unidad del movimiento sindical, vemos cómo en el caso de la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela), la lucha se ha reducido a pelear por el patrimonio y los espacios de esa organización”, razona. El ejemplo le sirve para sentenciar que el movimiento de los trabajadores “está igual o más grave” que hace un año, cuando González hablaba de la reconciliación nacional y las organizaciones estaban desarticuladas. Desenfoque sindical En los propósitos de unidad, sostiene el dirigente de la corriente C-Cura Orlando Chirinos, se ha interpuesto la situación interna de los sindicatos y la dependencia a las cuotas de poder cedidas por el buró oficial. “Su encarcelamiento contribuyó enormemente para abrir una posibilidad de actuar juntos”, indicó, pero reconoce que -“lamentablemente”- el movimiento sindical está “igual o peor; incluso en los sectores chavistas, donde hay una lucha por privilegios y prebendas. Marcela Máspero ha comenzado a levantar las banderas que nosotros levantamos hace mucho tiempo, pero sus reclamos no se concretan, porque termina siendo sectario, es decir: hay que ser chavista”. Cree que -en este escenario- la CTV juega un “papel triste” con los forcejeos entre dos fracciones y la existencia otros dos movimientos que no fueron electos por las bases como la Unete y la Central Revolucionaria de Trabajadores. “Lo más grave no es sólo que estamos divididos sino que, por ejemplo, lo que está planteado en Guayana no es por lo ideológico, ni una política de clases, ni la participación de los trabajadores, es quitar a uno para poner a otros”. Resistencia obrera Para Chirinos, el ejemplo más expedito para comprender el carácter del Gobierno ante los trabajadores. Y aunque el reto presentado en aquel tiempo no se muestra en conquistas reivindicativas, en lo regional colaboró para que se mantengan los espacios de “resistencia”, como lo denomina el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Alúmina (Sutralúmina), José Luis Morocoima, de CVG Bauxilum. Aquel golpe -sostiene el dirigente– aceleró el nacimiento del Fadess y la reaparición de las organizaciones sindicales en la marcha del 5 de febrero de 2011; la primera en muchos años con consignas obreras. “No sólo se comprendió la necesidad de actuar juntos y se ha cultivado una mayor unidad, sino que se ha frenado la profundización de la política de este modelo: que no era otro que eliminar los sindicatos y los contratos colectivos”, agrega el secretario general de Sindicato Único de Trabajadores de CVG Carbonorca (Sutracarbonorca), Emilio Campos. Desde ese punto de vista, el dirigente de CVG Carbonorca cree que hay avances y que “estamos más fortalecidos que nunca”, asevera. El afán por fortalecer el movimiento de los trabajadores se medirá en el próximo trimestre, tiempo para el cual se ha prometido la aprobación de una nueva Ley Orgánica del Trabajo. Indemnización pendiente Rubén González fue imputado por agavillamiento, instigación a delinquir, violación de la zona de seguridad y restricción de la libertad al trabajo por liderar una huelga de 16 días en Ferrominera Orinoco-Ciudad Piar. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) respondió a la queja 2.763 interpuesta por el Sindicato Único de Empleados Públicos de la CVG (Sunep-CVG), que los hechos “no justifican su detención provisional o arresto domiciliario y pide que se le libere sin demora en espera de la sentencia y que sea debidamente indemnizado por los daños y perjuicios sufridos”. Además señaló que “la detención y procesamiento penal de un número considerable de sindicalistas -por parar la producción o atentar contra la libertad de trabajo se ven sometidos a tres o más cargos penales- no se comprende y que pueden tener un efecto perjudicial y disuasorio en el ejercicio de los derechos sindicales”. Emilio Campos, secretario general de Sutracarbonorca. “Yo creo que sí hemos avanzado (…) estamos más fortalecidos que nunca”. Orlando Chirinos, vocero de Fadess. “Lo más grave no es sólo que estamos divididos sino que lo que está planteado en Guayana (…) es quitar a uno para poner a otros”. Eleuterio Benítez, director de Fundatrabajo: “En vez de plantearse como lucha la unidad del movimiento sindical, vemos cómo en el caso de la CTV la lucha se ha reducido a pelear por el patrimonio”.
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