FRANCISCO DE MIRANDA.

El Trabajo y la Moral son las bases fundamentales sobre las que reposa el solido sistema de la Libertad.

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lunes, 2 de agosto de 2010

Sindicalistas en la mira. Artículo de Gregorio Salazar

Llegamos a Fiscalía General, o al menos a la sede donde se supone debería funcionar, todavía bajo el impacto de haber visto a un sujeto armado con un cuchillo corretear a otro por el andén de la estación La Hoyada. Eran las diez de la mañana y los usuarios observaron la persecución sin inquietarse. La violencia, tan ajena en otrora al subterráneo caraqueño, se ha integrado de manera infame a la vida del metro.

Frente al Ministerio Público se habían dado citas dirigentes sindicales y luchadores sociales para denunciar otro hecho de violencia, los disparos que unos motorizados efectuaron la noche del lunes contra el vehículo del coordinador del MAITRASS, movimiento autónomo del sector salud, Pablo Zambrano, cuando llegaba a su vivienda en Caricuao. Disparos de advertencia, visto que los facinerosos esperaron que bajara del auto para descargar sus pistolas.

Zambrano, perteneciente al Nuevo Sindicalismo, puede considerarse afortunado. Más de cien dirigentes sindicales han caído bajo la acción del sicariato instigado por quienes quieren acallar las voces de denuncia, de protesta y reclamo, o bien como producto del exacerbado clima de radicalización política o bajo el impulso de sectores que se han envilecido o apartado de la genuina labor sindical. Tiene la suerte también el sindicalista de la salud de que al estar residenciado en Caracas su caso puede ser difundido y denunciado rápidamente por los medios y tener la cobertura de ello cuando acude, aunque sea como ritual, a la sede de la Fiscalía. Otros hechos más graves se los ha tragado el silencio.

¿Y qué es lo que hace a Zambrano “merecedor” de este repugnante atropello? Fundamentalmente la persistencia y la reciedumbre con la que ha denunciado el caos hospitalario, el abandono de la salud pública, la carencia de insumos, la paralización de equipos tecnológicamente sofisticados (tomógrafos, mamógrafos, piscinas para partos) hoy inservibles o fuera de uso por desorganización y el deterioro de las infraestructuras.

Y si de reivindicaciones laborales se trata, los males denunciados por Zambrano no son menores: médicos, enfermeras, bioanalistas, farmaceutas, y radiólogos tienen paralizadas las discusiones de la contratación colectiva. En el caso del personal administrativo y de los obreros, se discutió hace tres años una homologación de condiciones de trabajo, pero se les está desconociendo la retroactividad de las cláusulas económicas.

Para colmo ha hecho aparición un fenómeno nunca visto en nuestros hospitales. Grupos de choques que apalean y amenazan a dirigentes sindicales o a todo aquel que lidera protestas, incluso a mujeres. Y lo que es peor: bajo el amparo cómplice de quienes por sus responsabilidades administrativas deberían imponer el orden y no el caos. Por allí debería encaminar sus pasos quien de verdad quiera encontrar a los que atentaron contra Zambrano. Por sus obras los conoceréis y, a lo mejor, hasta los identificareis.

Gregorio Salazar. En twitter: @goyosalazar

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