Caso del presunto suicidio de la dotora en el piso 9 destapó la olla. La directora Regional de Salud no pudo controlar la situación
María de J. Rodríguez R. Desde las 7:00 de la mañana el hospital Victorino Santaella amaneció revolucionado, luego que médicos, enfermeros y obreros solicitaran mayor seguridad tras una serie de eventos violentos que se suscitaron durante el fin de semana.
A fin de discutir sobre sus derechos, los empleados entablaron una mesa de trabajo a las 8:00 am, que contó con la presencia de Elizabeth Andrade, directora del recinto, y Eli Marrero, coordinador de Atención Médica. No obstante, y en vista de que la reunión no estaba rindiendo los frutos esperados, todo el personal del centro de salud se concentró en el auditorio para exigir ser escuchados.
“Residentes, camareras, especialistas; todos pedimos la dignificación del hospital. Queremos respuestas hoy, estamos cansados de que las condiciones de seguridad, salubridad y dotación de este centro de salud -al cual amamos- cada día estén más precarias”, señaló Carmen Rivas, especialista.
Entretanto, enfermeros y médicos coincidieron en que la oscurana que reina en todos los pasillos se presta para la ejecución de delitos. “En los pisos 5, 7 y 8 no hay luz; por eso nos da pavor transitar por allí. Aun así, lo tenemos que hacer porque el ascensor no funciona”.
Denunciaron que luego de las 6:00 de la tarde los ascensores misteriosamente se dañan, situación que los obliga a caminar por las oscuras escaleras con el temor de ser agredidos o robados por algún delincuente.
“Hay que organizar la casa por dentro para dar el ejemplo”
Visiblemente molestos y enardecidos, los trabajadores indicaron que no se puede forzar a los pacientes a tener un sentido de pertenencia hacia el hospital si no se empieza desde adentro. “Cómo es posible que tengamos que trabajar bajo tanta insalubridad. Desde el piso 11 hasta el sótano se observa que la losa dejó de ser blanca para convertirse en negra”, expuso uno de los residentes de medicina interna.
Rechazaron presencia de psuvistas
Durante las exposiciones que se llevaron a cabo en el auditorio del Santaella y en presencia de la directora Regional de Salud, Yelitza Ochoa, acudieron varias damas que se identificaron como representantes de la contraloría del hospital, así como voceras del Partido Socialista Unido de Venezuela, lo que generó molestia entre los asistentes, quienes aseguraron que una vez más la politiquería se estaba inmiscuyendo en los problemas de salud.
La presencia de estas mujeres no tardó en generar contienda, ya que luego de dar a conocer su posición en contra de los profesionales de la medicina, estos exigieron que las sacaran del lugar.
Esta situación fue aprovechada por Ochoa para desaparecer del auditorio sin ninguna explicación, después de que su propuesta de dejar la custodia del hospital a cargo de la reserva fuera rechazada. “No queremos a ningún reservista; pedimos que sea la Guardia Nacional la que nos resguarde”, expresó molesta la cirujano Celia Navaz, quien además indicó que “este es nuestro hospital y no nos vamos. Si no tenemos seguridad, propondremos un cierre técnico”.
“No creemos que haya sido un suicidio”
“Exijo a las autoridades de esta institución que se aclare la muerte de la doctora, porque están hablando de un suicido sin saber cómo ocurrió todo; además, no creemos que haya sido un suicidio”. Así abrió la ronda de opiniones en el auditorio la doctora Nidia Perdomo, quien acompañada de sus colegas aseveró que este hecho fue la guinda que completó el pastel. “El sábado fue la doctora, el domingo pudo ser otro de mis colegas. ¿Qué vamos a esperar, que nos maten uno a uno? Pues no, si no tenemos seguridad, no trabajaremos”.
Piden el ingreso de más centinelas
Luego de la ola de protestas protagonizada en la mañana por médicos y trabajadores del hospital, en horas del mediodía exigieron el ingreso de más personal de seguridad, preferiblemente joven y con suficiente preparación en el área.
“No es posible que tengamos vigilantes mayores de 50 años, y que en las áreas más críticas sean mujeres las que brinden el servicio”, apuntó Ailer Aguilar, especialista en traumatología, quien refirió que “durante Semana Santa un paciente me dislocó un hombro delante de un efectivo de seguridad y de un policía, y ninguno hizo nada”.
Coincidió con sus colegas al indicar que las condiciones en el recinto no están dadas para trabajar en armonía. “Esto es responsabilidad del Ministerio de Salud, que debe velar por nuestra integridad dentro del lugar de trabajo”.
De igual modo, relató que hace varios meses les informaron que ingresarían 100 centinelas, pero aún siguen esperando. “Aquí estamos desprotegidos. Nos agreden los familiares, la policía y hasta los vigilantes ”.
Exigen la salida de Poliguaicaipuro
“En 2007 pedimos los espacios donde hoy funciona la Policía de Guaicaipuro, a fin de ser utilizados como residencia para los estudiantes de medicina, pero la solicitud fue negada. Lo peor fue que se los dieron a un cuerpo de seguridad que ni siquiera nos defiende. Por eso queremos que salgan de aquí”, sostuvo Aguilar.
Precisó que un solo efectivo policial permanece en la garita del Victorino, y cuando le piden ayuda desaparece. “Muchas veces cuando pedimos apoyo, quienes nos responden están descansando sin importarles que a nosotros nos apuntan con pistolas y nos golpean. ¿Qué es eso? ¿Seguridad?”.
Finalmente, advirtió que de no prestarles la vigilancia necesaria, radicalizarán las acciones de protesta, cuyos únicos perjudicados serán los pacientes./MR/at/Foto: Eliézer Ugas
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