FRANCISCO DE MIRANDA.

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jueves, 26 de agosto de 2010

EN MAGALLANES DE CATIA NO SE RESUELVE EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA LLENANDO EL HOSPITAL DE POLICIAS "HAY QUE COMENZAR POR MEJORAR LA CAPACIDAD DE ATENCION"

                                              
Daniel León, quien hizo su posgrado en cirugía y se quedó como médico del Hospital José Gregorio Hernández de Los Magallanes de Catia, lo define así: "Este es un ambulatorio de 10 pisos". El hospital tipo 5, que debería dedicarse a los casos complejos, a veces sin queda sin gasa en la emergencia y sin reactivos para realizar serologías en el banco de sangre, tan demandado ahora en plena epidemia de dengue.

Desde el martes, la emergencia está cerrada porque, además de la precariedad con que trabajan, la inseguridad complica las jornadas. El viernes, los familiares de una paciente que falleció amenazaron de muerte y persiguieron a los residentes que estaban de guardia. Historias como esas ocurren cada vez con más frecuencia. En noviembre, una situación de rehenes causó un muerto dentro del hospital. León recuerda que hace unos meses un paciente ingresó con 15 impactos de bala, acompañado de un numeroso grupo de motorizados en actitud agresiva. Tuvo que pedir refuerzos a la policía para notificar el fallecimiento.

Además de lidiar con la inseguridad, lo que más preocupa a quienes están en proceso de formarse cómo médicos es la imposibilidad de ofrecer una atención de calidad. Desde hace tres años no funciona el Servicio de Radiología; pero desde hace por lo menos dos años, una serie de equipos nuevos acumulan polvo y telarañas en los pasillos de la emergencia y del primer piso.

Hace cuatro años empezaron la remodelación de un ala del piso 6 del hospital, y se mantiene cerrada. Una torre de hospitalización recibió pintura y se repararon los baños; la otra todavía no ha sido intervenida. El centro tiene capacidad para 240 camas, y las disponibles no llegan a 100.

"Hace 15 días hicimos una cirugía intestinal a una señora, y al salir del quirófano tuvimos que mandarla en ambulancia al hospital de Pariata, en Vargas, para que le hicieran una radiografía", relató.

Las terapias intensivas neonatal y pediátrica no funcionan, la de adultos lo hace a medias y sin aire acondicionado. La sala de emergencia de niños tiene horario: después de la 1:00 pm no atienden pacientes porque sólo tienen un residente para toda el área. El hospital tiene únicamente tres médicos internistas. De los seis pabellones sólo dos funcionan y se lo reparten entre las emergencias y las cirugías electivas.

SIEMPRE EN ASAMBLEA. 

Los médicos se mantienen en asamblea permanente. La grave situación en que se encuentra el hospital es conocida por la directiva, que en julio la comunicó al Ministerio de Salud.

Ayer se reunió la comisión técnica del hospital con representantes de la Policía Nacional para evaluar la situación de inseguridad. Acordaron que se iniciaría un plan piloto, que incluye la presencia de funcionarios en la puerta de la sala de emergencias y rondas por los pisos, informó José Luis González, presidente de la Sociedad Médica.

Los residentes se niegan a trabajar si no se garantiza seguridad las 24 horas. Cuando protestaron el martes, la policía se quedó hasta las 4:00 pm.

La emergencia, en la que sólo atienden partos, permanece desolada y las enfermeras matan el tiempo conversando, cuando usualmente en un día llegan a atender hasta 200 pacientes.

Francisco Griffin, jefe del Servicio de Emergencia, dijo que el problema de la violencia no resuelve llenando el hospital de policías: "Hay que comenzar por mejorar la capacidad de atencion"

El Nacional.

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