El déficit de recursos, material humano y fallas de la infraestructura de los hospitales venezolanos es un secreto a voces, pues se intenta ocultar las fallas de los centros de salud públicos del país, queriendo vender que tras la instalación del “Gobierno Revolucionario” los problemas en esa materia han sido resueltos casi en su totalidad.
Durante los últimos cinco años, cinco funcionarios, entre médicos y militares, han sido los responsables de llevar las riendas del Ministerio de la Salud.
No obstante, a pesar del constante movimiento dentro del organismo, las mejoras no se han evidenciado en la realidad del sistema de salud nacional.
En un estado “crítico” se encuentran gran parte de las instalaciones de hospitales públicos, sin techos, con goteras, filtraciones, grietas y aguas negras expuestas.
En el caso del personal humano, la cantidad de profesionales venezolanos ejerzan la medicina a nivel público, es cada día es más escaso.
Según datos oficiales obtenidos por canales no regulares, aproximadamente un médico al mes emigra del país ante las malas condiciones laborales que ofrece el sistema público y la creciente inseguridad que los afecta en sus sitios de trabajo.
Por otra parte, al hablar de dotación y elementos de trabajo, el panorama sigue siendo poco alentador.
En el caso del Hospital Universitario de Maracaibo, a pesar de tener una capacidad máxima normal de 928 camas y de contar con un promedio de aporte sostenido de fondos para 836 camas, la capacidad real del centro para el año 2006 es de 665, disminuyendo a 574 para agosto del 2008.
Aún cuando no se tienen las cifras actuales de la dotación en dicho centro, se sabe que desde el 2008, a causa de la falta de mantenimiento, el índice ha disminuido mucho más.
Este ejemplo es sólo uno de los muchos casos en el país y el Gobierno sigue queriendo tapar el sol con un dedo.
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